Wednesday, July 15, 2009

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Anoche me fui a la cama con un tesoro en mis manos.

Una niña de 8 años y unos laaargos rizos dorados jugaba sobre la mesa con su cajita musical. Le daba cuerda, la abría y la cerraba; sacaba unas pequeñas alhajas, las ordenaba y volvía a guardarlas todas mezcladas.
Me arrodillé en frente suyo, tirada sobre los brazos apoyados en la mesa, con expresión curiosa. Ella frunció las cejas tratando de comprender, y me miró.

- ¿No te pasa que cuando tenés algo que te gusta mucho no lo querés usar para que no se arruine?

Hablamos de enanos malditos, viudas suicidas, osos de peluche y berenjenas.
En la mitad de la noche, me regaló un anillo que le quedaba grande.
Y se fue.

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