Sunday, January 03, 2010

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Él dice que cuando una persona le da todo de sí a otra, se queda vacía, ya no puede ser, pierde su esencia. Entonces intenta llenar ese vacío con la otra persona, y no puede vivir sin ella.

Tiene sentido. Sus palabras siempre tienen sentido.

Pero yo estoy del otro lado. Yo soy quien elije regalarse a él. Yo creo en el amor como el camino de la vida, y lo amo a él y a nadie más.

Tal vez ahí está el error. A nadie más.

Es que cuando me entrego a una persona y lo hago completamente, realmente no queda mucho de mí para los demás. Sería hermoso aprender a vaciarme y llenarme con todos los que me rodean.

Puedo querer a muchas personas, necesitarlas cuando el día está gris, cuando me siento sola, cuando me hace falta una opinión distinta...

Puedo querer a muchas personas, compartir momentos lindos, recordarlas cuando las nubes sonríen, regalarles una flor que no arranqué.

Pero el amor es distinto. El amor son las mariposas que vienen a decirte que llegó la primavera, y que no hay tiempo que perder. Es sentir sus labios en los míos y morir ahí mismo, sin importar nada más. Es abrir una puerta en la ciudad y encontrar un jardín (un jardín con aromas que me embriagan deliciosamente).

El amor me envuelve para regalo. Soy la debilidad de quien rompe el papel.

Es como si no pudiera elegir. Soy vulnerable a su existencia. Y es que, claro, quiero serlo; eso es lo que elijo. Elijo guardar mis certezas en un cajón y empezar de nuevo, tomar nota. Elijo dejar de ser yo todos los días, y aprender con cada nuevo Sol (aunque queme).

Y es muy posible que me equivoque. Es muy posible que no tenga sentido. Pero ¿saben qué? No me importa, no me importa tener razón o no. Mis palpitaciones me llevan. Caigo y me levanto, retrocedo y me elevo; llego al mismo lugar.

Todo lo que necesito es amor.

Dar amor, recibir amor.

Qué egoísta quien elije ocuparse de sí mismo y no llega a amar, o no tanto; quien hace su camino tomando de los demás pero difícilmente llegando profundo a alguno de ellos. Pero qué egoísta también quien vive del amor y es feliz haciendo feliz al otro, y es feliz cuando el otro lo hace feliz (Me declaro culpable).

A mí me parece que de ambas maneras podemos llenarnos de dicha, y de ambas maneras podemos sufrir. No hay un camino perfecto. Tampoco hay un camíno único; en diferentes etapas de nuestras vidas nos puede tocar uno o el otro, cuando amamos o cuando nos aman.

Creo que es como un milagro cuando sucede que dos personas se aman mutuamente. Ambas tienen que estar totalmente carentes de prejuicios (tal vez por eso suele suceder cuando apenas se conocen); tienen que estar abiertas al otro; aceptar y enfrentar sus sentimientos, y ser capaces de expresarlos... Pero, por sobre todo, tienen que saber ver la fase más linda de la otra persona, sin importar lo demás.

A veces cuando amamos a alguien tanto pero tanto que nos obsesionamos, es probable que nuestra fase más linda no sea muy visible. Entonces repelemos a la otra persona, contrariamente a nuestro deseo.

Y sí, el amor es histérico, es incoherente, es doloroso y mierda que nos hace chiquititos. Pero así de chiquititos estamos llenos, repletos, revalsando; tenemos que sacarlo de adentro... Y no pueden salir más que cosas hermosas: Sonrisas, lágrimas contentas, abrazos, caricias, recuerdos, y mucho mucho aprendizaje. Muerte y renacimiento. La vida misma.

El amor es la vida en toda su exponencia.

Y no puedo estar menos arrepentida de amar vulnerablemente.

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Mientras la radio pasa de fondo I'm Yours de Jason Mraz.

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1 verdades:

Maca! said...

entregarse tanto no debe ser sano..

lindo blog, te sigo!
un beso

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