Sunday, February 07, 2010

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Iba a escribir pero no encuentro mis manos, desde la nube de mis ojos.

Me rompo fácilmente (MUY fácilmente; tan fácil como me vuelvo a armar si me curan de la forma correcta). Me rompo fácilmente y quedan los pedacitos de mí desparramados por el piso. Después me vuelvo a armar, pero siempre queda algún pedacito escondido por ahí... Y ya no soy la misma.

Pueden pegarme con la gotita pero las grietas quedarán para siempre.

Y yo trato de no quebrarme; me rodeo con mis brazos y apreto fuerte, con cuidado. Hasta que llega el momento de abrazar a otra persona; entonces ya no me sostengo, y puedo caer.
Luego de muchas caídas es difícil dejarse en los brazos de otra persona, y no tener miedo (sobre todo si ya te ha soltado antes). Luego de muchas caídas también me hago un poquito más fuerte, hasta me acostumbro; entonces puede ser que me resigne al impacto y vuelva a soltarme y vuelva a caer y vuelva a armarme... Una y otra vez, pero cada vez con menos pedacitos, cada vez menos yo, cada vez con más miedo y resignación.

Pero no voy a hacer de esto un cuento de lo que vale la pena o no.
Es tan sólo uno de esos pedacitos de mí el que escribe. Tal vez uno que quedó tirado en el piso frío, solo.

Quisiera que quien me abrace aprenda a sostenerme, y aprenda a armarme entera si resbalo. Porque lo mismo que me vacía puede llenarme.

Necesito que alguien me suba el cierre del vestido si antes lo bajó.

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2 verdades:

Anonymous said...

"Necesito que alguien me suba el cierre del vestido si antes lo bajó."

esa frase es genial en su sensillez.

etereα · said...

Gracias (:

¿Quién sos? xD

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