Wednesday, March 24, 2010

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Antes de partir, roció su perfume en mi piel. Lo esparcí por mi cuello con la muñeca, y se impregnó en mí. "Para que me recuerdes", me dijo (como si me hiciera falta).

Ahora, tan sólo me queda invocarlo en sueños, envuelta en su aroma. Respirarlo dormida, mirando su rostro con los ojos cerrados.

Hasta que esa gota de su escencia se esfume de mí.
Hasta que encuentre sus labios al despertar, la próxima vez.

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