Saturday, March 13, 2010

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Noté el suave suelo de madera en las rodillas y luego en las palmas de mis manos, y al fin, apretado contra la piel de mi mejilla. Esperaba poder desmayarme pero, para mi desgracia, no perdí la conciencia. Las oleadas de dolor, que apenas me habían rozado hasta ese momento, se alzaron y barrieron mi mente, hundiéndome con su fuerza.
Y no salí a la superficie.


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Luna Nueva, Stephenie Meyer.

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