Tuesday, September 07, 2010

Hoy estuve en un bendito hospital tramitando la bendita libreta sanitaria. Resulta que fui a sacar el turno para que (según tenía entendido) dentro de unos 4 meses me sacaran sangre y recién ahí me dieran el papelito...
Bueno. Llamé cuando me levanté, para serciorarme de que el horario era el adecuado. "9:30 tenés que estar acá", me dijo la mujer por teléfono, y me cortó.
Ok, 9:45 estaba ahí preguntándole a otra mina a dónde tenía que ir. "Hacé la fila que está acá afuera", me dijo, señalando hacia su derecha con el brazo muy estirado para mi gusto. Y sí, efectivamente, la fila era larguísima.
Fui muy obediente hasta el final, le di play a un disco de Paul, y me quedé ahí paradita. Luego de como media hora, ya medio asombrada de que la fila no avanzara nunca, me vengo a enterar de que recién a las 11 se dignarían a EMPEZAR a dar los turnos... "Genial, una hora más acá parada, y con el hambre que tengo; simplemente genial. Pero bueno, a tomarse las cosas con calma, a no desesperar. Me pasa por nunca cumplir con estas cosas; una vez que las hago, se me junta todo. En fin."
Había dos chicos de mi edad atrás mío, que no paraban de hablar; yo no los escuchaba, pero los sentía. Y había uno un poco más grande, con rastas, atrás de ellos. Y creo que no registré a nadie más por el momento. Me sumergí en mis pensamientos, que ni sé a dónde me llevaron ya. 10:50 yo ya estaba mordiéndome la pielcita de los dedos, cansada de estar parada y ya con retorcijones en el estómago. Un ratito después, empezó a moverse la fila, muuuuuy de a poco.
En un momento se acercó un chico y nos dijo que si estábamos en ayunas podíamos sacarnos sangre hoy mismo, así adelantábamos un paso largo. Pasaron entonces primero quienes no estaban en ayunas, sólo a llevarse un turno para volver otro día a que los pinchen. En ese momento creo que fue, que los dos chicos de atrás mío se pusieron a hablar con el otro chico de atrás de ellos, quien se dio cuenta de que no tenía uno de los papeles necesarios, y que por lo tanto había hecho toda la fila durante todas esas horas... en vano; y se tuvo que ir. Ahí fue cuando yo dude, porque tampoco tenía uno de los papeles; pero recordé que la mujer por teléfono no me había pedido más que el que tenía y, aunque dudé, seguí esperando con esperanzas.
Eran las 12:15 y yo recién estaba llegando a la misma puerta donde le pregunté a la mina dónde tenía que ir. Después de casi 3 horas parada, cada vez con más hambre, llegó mi turno. Por suerte no necesitaba más de lo que tenía. La mujer me dio unos papeles, mientras hablaba con otra sobre cualquier cosa, y me dijo "Con esto te sacás sangre en el laboratorio." (Mis pensamientos: "Ah, ¿no me van a sacar acá? Genial.") y continuó "Empiezan a sacar a la 1" (Mis pensamientos: "¿QUÉ? Ah, no...") y continuó: "Tenés que pedir número por allá" y señaló un punto imaginario, más lejano que el primero. Mi respuesta: Bueno... Muchas gracias.

Me dirigí al laboratorio, pregunté por los números y me dijeron que hiciera la fila. Busqué la fila, y me encontré con una tanto o más larga que la anterior. "Esto se pone cada vez mejor" pensé. Y también pensé que ya que estaba haciendo una fila, no necesitaría ningún número. Muy ingenua, le di play a un disco de QOTSA; y ya sin importarme nada y sin muchas esperanzas, me senté en el piso sucio. Lo que no esperaba era que una chica muy bien vestida me acompañara. Eso me gustó.
Como me habían dicho, recién a la 1 empezó a moverse la fila. Y resultó ser que ésta era tan sólo para recibir un bendito número... "Mirá vos. Este tiene que ser el peor día." Ya ni sé a qué hora me dieron el 702, cuando la máquina iba por el 667. Y no sólo eso, sino que avanzaba muuuy lento, para variar.
Me tiré al piso, que era lo único que podía amar en ese momento; los pies me mataban. Y después de un ratito conseguí un asiento. SIIIIIIIIIIIII.
Los chicos que habían estado atrás mío, ahora estaban en frente, todavía hablando y riendo. Y ahora se había sumado una chica muy bonita. Y acá viene una de las cosas productivas de la mañana: Verla reír.
Sí, entre medio de todas las caras dormidas, o sumergidas en sus preocupaciones, o ya muy impacientes, cansadas... Estaban ellos, y ella. Resulta que había quedado justo en el medio de ellos dos, que hablaban mirándose por detrás de ella, que estaba inclinada hacia adelante. Yo, de frente, la miraba. Sonaba Incubus en ese momento, y no pude evitar sonreír una y otra vez, observando cómo ella no podía evitar sonreír una y otra vez, escuchando a los chicos reír atrás de ella. Primero se tapaba la boca, y disimulaba un poco; pero su sonrisa era cada vez más grande; y llegó al punto de soltar carcajadas. Yo también, primero miraba de reojo y sonreía; hasta que la situación me colmó y los labios me llegaban a las orejas de tanto amor...

Y sí, es que después de soportar toooodas esas horas entumecida por dentro y por fuera, me apropié de ese momento, que valió la pena y mucho más. Sin darme cuenta, llegó mi turno, como a las 14:20; y a las 14:23 ya estaba afuera, sonriente.
Ya había pasado todo; pero esas sonrisas se habían quedado conmigo.



[Nota: Si alguien llegó hasta acá y todo lo que leyó le pareció tedioso, genial; eso significa que pude transmitir el aburrimiento que sentí esta mañana.]

0 verdades:

Post a Comment