Sunday, April 22, 2012

Vértigo.

Muy seguido me pregunto el por qué de las cosas que hago, que vivo. Algunas veces, unas inconscientemente y otras conscientemente, no encuentro respuestas o las que encuentro son vacías. Esto me provoca  una sensación de que nada tiene sentido. Porque, claro, soy tan exagerada que si una cosa no tiene sentido entonces nada lo tiene. Y es feo estar parada en este lugar, que en mi imaginación es como un precipicio; no hay salida. Eventualmente se me pasa, pero solamente porque elijo ignorarlo y seguir con la vida; no porque no esté ahí, al borde de mis zapatos cada vez que tropiezo.

Esta sensación que tengo me resulta normal, para nada trágica, pero puede paralizarme, y limitarme.

En el momento en que esta fantasía se vuelve real,
es cuando siento que nada es real,
todo es mentira y en nada puedo confiar.
Pero la vida es aprender a jugar.

Friday, April 06, 2012

Another brick in the wall.

La comunicación eficaz es casi una utopía.

Incluso en el mejor de los casos, cuando la dedicación es total, yo te comunico algo desde mis experiencias vividas pero vos lo recibís y lo relacionás con tus propias experiencias. Una cosa nunca será la misma para mí que para vos.
Todo esto es evidente.

Yo me esfuerzo mucho por comunicar cosas teniendo en cuenta que el otro no está en mi cabeza; y también veo ese esfuerzo en otros. Me esfuerzo mucho por escuchar tratando de pararme sobre los pies de quien me habla; pero de este esfuerzo no veo mucho en los demás.

A veces escucho a dos personas hablando y me dan muchas ganas de acercarme y hacer de traductora. Es increíble la dureza de los muros que creamos entre nosotros; son tan fuertes que ni cuando realmente tenemos la intención de abrirnos a alguien podemos derribarlos. Creo que sería muy lindo si todos nos propusiéramos jugar a derribar nuestros propios muros, y ayudar a quien nos toca tener al lado a derribar los suyos.

Con amor. Amor por mí misma. Amor por vos. Para dejar de tener miedo.

Entonces también diría que el miedo es una ficha importante en el momento de la comunicación.
Esto también es evidente.

Lo que en realidad quiero decir, es que me gustaría que no estemos acostumbrados a tratarnos mal. Porque así es como no me doy cuenta cuando me tratás bien, o me olvido de tratarte bien.

A veces me encuentro sonriendo falsamente porque mi cerebro me dice que debo complacerte. No es que yo no quiera complacerte, al contrario; sino que me gustaría más si ese sentimiento estuviera implícito y no tuviéramos la necesidad de sobreactuar algunas cosas para que no nos malinterpreten.

Las palabras y las demostraciones explícitas no lo son todo. Siento que la confianza sí lo es.

Y son cosas tan simples que no entiendo por qué nos cuestan tanto.
Me gustaría que estemos acostumbrados a amarnos, para no sentir la necesidad de escribir esto.